Marfil.
Y aquel olor a mojado volvía a enredarse entre mis dedos, aquella fugaz humedad volvía a colarse en mi boca y aquel suave tacto olía a marfil. Como aquel libro olvidado en el último estante, como aquella sonrisa bajo la estrella del verano. Y aquel olor a mojado que me erizaba la piel, aquella fugaz humedad que me llenaba los ojos y aquel suave tacto se hizo parte de mi.
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